Desde el casco antiguo de la ciudad de Cuenca salta a la vista uno de sus rincones más cromáticos, la hoz del Júcar. Desciende hasta ella un sendero señalizado de corto recorrido y de trazado circular. Siguiendo el bosque ribereño como una flecha dorada de chopos y alisos. En su primer tramo asciende hasta la ermita de San Julián, patrono conquense, donde se abarcan magníficas vistas de la urbe. Después desciende suavemente hasta el río. En paralelo se dirige a la presa de Las Grajas donde atraviesa a la orilla opuesta gracias a un puente de madera.
Durante los últimos 2 kilómetros asciende hasta la ermita de la Virgen de las Angustias. Retorna al punto de partida en 2 horas y media recorriendo los 7 kilómetros del sendero.
Etheria Magazine
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