Las montañas del Mongó protegen del viento esta localidad alicantina, de las más bonitas de la Costa Blanca, que goza de un clima cálido durante todo el año. Sus preciosos paisajes,que incluyen tres zonas: el puerto, el arenal con las playas y el casco histórico, se pueden disfrutar desde los numerosos miradores, situados en los abruptos acantilados, que recorren el litoral de la ciudad. El casco histórico aún conserva su peculiar trazado medieval, con un entramado de calles estrechas flanqueadas por fachadas blancas con ventanales góticos enrejados de forja. En él destacan la Iglesia de San Bartolomé , el Mercado municipal de Abastos (1946) y el Ayuntamiento.
El puerto tiene sus orígenes en el siglo XV y, desde finales del siglo XX, su actividad es meramente pesquera. Alrededor se ubican las antiguas casas de los pescadores, encaladas de planta baja, entre calles estrechas, que conforman el pintoresco barrio marinero.
En el centro de la bahía se enclava la Playa del Arenal, de fina arena blanca. En torno a ella se puede encontrar una amplia oferta gastronómica y de ocio.
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