En realidad son dos lagunas -Grande y Pequeña- convertidas en un destino popular situado apenas a un kilómetro del pueblo de El Tobar, en las proximidades de Beteta.
Sus aguas -con 20 metros de profundidad- son más saladas que en el mar, por la disolución de la roca sobre la que se asientan. Las caprichosas formas rocosas erosionadas por el agua y el viento que rodean la laguna Grande invitan a caminar su perímetro de 5 kilómetros, que discurre también junto a la laguna Pequeña, envuelta de vegetación. Durante el verano es además una popular zona porque es apta para el baño.
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